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« en: Noviembre 22, 2012, 11:05:19 »
Muchas gracias por abrir el debate José Luis y Ramón,
Después de ver el documental y leer algunas de sus críticas me he animado a realizar una breve reflexión.
1)En primer lugar, no estoy de acuerdo con algunas de las opiniones expresadas en el documental y echo de menos una reflexión sobre la educación como generadora de oportunidades, sobretodo en relación a aquellos colectivos más vulnerables.
2)Por otro lado, creo que algunas críticas que se han derivado ignoran, banalizan y desprecian valores educativos fundamentales que sí aparecen en el documental como: la participación de la comunidad; el diálogo y la inclusión de todas las voces; el amor; la conexión escuela-entorno; la felicidad; la autonomía en los procesos de aprendizaje o la cooperación.
Freire nos dice que enseñar exige alegría y esperanza. La crítica destructiva nos aleja de estar críticamente esperanzados:
Es necesario que quede claro que la desesperanza no es una manera natural de estar siendo del ser humano, sino la distorsión de la esperanza. Yo no soy primero un ser de la desesperanza para ser convertido o no por la esperanza. Yo soy, por el contrario, un ser de la esperanza que por “x” razones, se volvió desesperanzado. De allí que una de nuestras peleas como seres humanos deba dirigirse a disminuir las razones objetivas de la desesperanza que nos inmoviliza. Por todo esto me parece una enorme contradicción que una persona progresista, que no le teme a la novedad, que se siente mal con las injusticias, que se ofende con las discriminaciones, que se bate por la decencia, que lucha contra la impunidad, que rechaza el fatalismo cínico e inmovilizante, no esté críticamente esperanzada. (Freire, P; 2004. Pedagogía de la autonomía. Saberes necesarios para la práctica educativa. Editorial Paz e Terra. P.34).
3) De mi corta carrera como investigadora (después de analizar actuaciones educativas que sí están aportando resultados positivos y esperanzadores) he aprendido que existen dos mecanismos que nos pueden conducir a la transformación social: la ciencia y el diálogo (cogidos de la mano). Por lo tanto, desde mi punto de vista, cualquier barrera que impida la construcción de una ciencia rigusora y ética y que obstaculice el diálogo nos estará alejando de nuestros objetivos, basados en la búsqueda constante de la mejora educativa.