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Mensajes - Lídia Puigvert

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Continuamos en este debate del amor romántico para entrar concretamente a la crítica que recibe la idea de socializarse en el “amor ideal”.En las investigaciones que hemos realizado hemos podido corroborar cómo socializarse en el deseo hacia un “amor ideal” no es causa de violencia de género. La acusación a “los ideales” y a “los sentimientos”, que aparecen en las historias de amor romántico, cómo causante de la violencia de género, no tiene fundamento científico. Lo que hemos encontrado en las investigaciones es que las personas definen el amor ideal de formas muy diversas con el rasgo común de ausencia de violencia de género.

Planteamos, en base a nuestras investigaciones por tanto el “amor ideal” del siglo XXI como diverso y plural. El amor ideal no va asociado a ninguna opción sexual en particular ni forma de relación en concreto, ni tiempo de duración específica y sí tiene un rasgo común: ausencia de violencia de género.  La socialización en el deseo hacia el “amor ideal” contribuye a prevenir la violencia de género, ya que conjuga ausencia de violencia de género con libertad sexual y libertad de elección en las relaciones.
Ramón Flecha y Lídia Puigvert



Concepto del Amor Ideal del S. XXI por Ramón Flecha y Lídia Puigvert se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/
Basada en una obra en http://amieedu.org/debate/index.php?topic=101.msg492#new.

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Debate general / Acoso Sexual de Segundo Orden
« en: Julio 07, 2015, 12:35:27  »
Según la literatura científica y el feminismo internacional, cometen acosos sexual de segundo orden quienes difunden los ataques anónimos contra quienes se posicionan a favor de las víctimas de acosos sexuales.
 

"Sexism on campus creates a second order of sexual harassment victims, those who advise, support, and rule in favor of the primary victims. These are the affirmative action officers, ombudspersons, counselors, assistant deans -the people assigned, and usually commited, to helping sexual harassment victims" (Dziech & Weiner, 1990: xxix). Dziech, B., & Weiner, L. (1990). The lecherous professor: Sexual harassment on campus. Urbana: University of Illinois Press.


Da pena ver cómo en nuestras universidades hay todavía profesorado que realiza ese acoso sexual de segundo orden, algo imposible de ver en universidades como Harvard y Cambridge. La investigación internacional sobre este tema muestra que las medidas institucionales por sí solas no consiguen prevenir el acoso y, por tanto, se necesita también crear otras vías. Una de ellas la constituyen las redes de apoyo entre iguales, como por ejemplo el programa PAVE (Promoting Awareness Victim Empowerment) de la Universidad de Wisconsin (http://bit.ly/LPWTHu) entre otros muchos ejemplos a nivel internacional.


Por lo tanto, hemos de ser conscientes que solo se superará la actual impunidad de los agresores en nuestras universidades si todas y todos nos movilizamos activamente contra los acosos sexuales de primer y de segundo orden.

Lídia Puigvert
Comisión Violencia 0 de CIMIE

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Como persona que he vivido muy adentro las represalias por investigar la violencia de género en las universidades españolas, me parece excelente la propuesta de que AMIE apoye esta red solidaria, igual que ya lo han hecho asociaciones científicas del máximo prestigio mundial.

Este sí que es un compromiso ético que forma parte de la comunidad científica, defender que todas las personas, de todas las orientaciones, puedan hacer ciencia sin sufrir represalias. En el caso de las mujeres que rompimos el silencio, recibimos apoyos muy importantes de profesorado extraordinario de universidades españolas, pero muy pocos, fueron much@s más profesor@s quienes callaron, sólo la solidaridad internacional (gente de Derechos civiles de Harvard, Lobby Europeo de Mujeres, etc.) impidió que nos hicieran callar. Esta iniciativa refuerza precisamente esa solidaridad. Entre quienes callaron y entre quienes fueron y son cómplices de los acosadores, hay gente de derechas y de izquierdas, hombres que se declaran machistas y mujeres que han hecho carrera universitaria con estudios de género. La solidaridad no depende de la adscripción política o ideológica de cada cual, ni de si firma o no manifiestos contra el gobierno, ni tampoco de sobre qué tema publica. La solidaridad  depende de si defiendes o no los derechos humanos, de si eres sexista o no en la práctica personal y profesional, depende de los sentimientos e ideas de cada persona, de si estás realmente en contra o no de la violencia de género. Nadie por no callar ante la agresión sexual a una compañera debe ser apartada de su tarea docente e investigadora y esa es una de las cosas en las que podemos avanzar mucho con esta red solidaria internacional.

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Estoy de acuerdo con los argumentos y análisis que se están haciendo sobre la opció B.
Así que, como socia, voto esta opción

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