Como persona que he vivido muy adentro las represalias por investigar la violencia de género en las universidades españolas, me parece excelente la propuesta de que AMIE apoye esta red solidaria, igual que ya lo han hecho asociaciones científicas del máximo prestigio mundial.
Este sí que es un compromiso ético que forma parte de la comunidad científica, defender que todas las personas, de todas las orientaciones, puedan hacer ciencia sin sufrir represalias. En el caso de las mujeres que rompimos el silencio, recibimos apoyos muy importantes de profesorado extraordinario de universidades españolas, pero muy pocos, fueron much@s más profesor@s quienes callaron, sólo la solidaridad internacional (gente de Derechos civiles de Harvard, Lobby Europeo de Mujeres, etc.) impidió que nos hicieran callar. Esta iniciativa refuerza precisamente esa solidaridad. Entre quienes callaron y entre quienes fueron y son cómplices de los acosadores, hay gente de derechas y de izquierdas, hombres que se declaran machistas y mujeres que han hecho carrera universitaria con estudios de género. La solidaridad no depende de la adscripción política o ideológica de cada cual, ni de si firma o no manifiestos contra el gobierno, ni tampoco de sobre qué tema publica. La solidaridad depende de si defiendes o no los derechos humanos, de si eres sexista o no en la práctica personal y profesional, depende de los sentimientos e ideas de cada persona, de si estás realmente en contra o no de la violencia de género. Nadie por no callar ante la agresión sexual a una compañera debe ser apartada de su tarea docente e investigadora y esa es una de las cosas en las que podemos avanzar mucho con esta red solidaria internacional.