Autor Tema: El cómo las evidencias científicas hacen mejorar nuestras actuaciones educativas  (Leído 5604 veces)

Desconectado JaviDiez

  • Newbie
  • *
  • Mensajes: 9
    • Ver Perfil
El basar nuestras actuaciones educativas en evidencias científicas es necesario para que los niños y las niñas reciban una educación de calidad que no se base en ocurrencias, sino en hechos comprobados. El conocimiento avanza siempre a partir del trabajo científico y riguroso de diferentes personas. Espacios como CIMIE sirven para que se cree un diálogo entre la comunidad científica y los agentes educativos para “trasladar” los resultados de esas investigaciones a la práctica del día a día.
Una de las contribuciones que hizo Piaget en el ámbito de la educación matemática fue la idea de que los niños y las niñas pequeños y pequeñas no “conservan” el número. Hace un experimento en el que pone ante un niño de 3 años dos hileras de seis objetos ligeramente espaciados entre sí. Pregunta al niños en qué hilera hay más objetos. El niño responde que en ambas igual (hace correspondencia de un objeto con su “pareja”). Luego, separa más los objetos de una de las hileras, entre sí. Vuelve a hacer la pregunta. El niño responde entonces que en la hilera más larga es donde hay más objetos. Este experimento ha sido replicado numerosas veces posteriormente a los trabajos de Piaget, con los mismos resultados. Pero en la década de 1960, Mehler y Bever demuestran que niños de tres años sí que tienen la capacidad de conservar el número. Estos investigadores pusieron dos hileras de canicas delante de niños de 3 años, y obtuvieron los mismos resultados que Piaget. Pero cuando cambian las canicas por hileras de chocolates M&M, los niños siempre optan por la hilera donde hay más M&M, independientemente de la longitud de las hileras. Esto evidencia que los niños/as de 3 años sí que tienen un concepto del número.
Igual que muchas otras veces en la historia de la ciencia, Mehler y Bever van más allá en el conocimiento de un fenómeno, a partir del camino iniciado por sus predecesores. Otras investigaciones han demostrado que bebés de edades tan tempranas como 10 meses ya se muestran sorprendidos/as cuando se les presentan agrupaciones de objetos en número diferente, cosa que demuestra que el sentido numérico se desarrolla bastante antes de lo que se podía pensar (Starkey & Cooper, 1980; Starkey, Spelke, & Gelman, 1990; Strauss & Curtis, 1981; Feigenson, Carey, & Spelke, 2002, etc.).
Este tipo de resultados provocó que en décadas posteriores en muchas escuelas infantiles se introdujera el concepto de número antes de la educación primaria, durante los primeros años de vida.